La eliminación del amianto puede suponer riesgos para la salud si no se hace correctamente

Las medidas de seguridad son un factor clave en los proyectos de desmontaje y gestión del amianto y han de realizarse por personal experto.

El amianto es un mineral formado por microfibras que es altamente resistente a la combustión y por ello se utiliza habitualmente en la fabricación de revestimientos. Este material, según han demostrado varios estudios, es cancerígeno. La Organización Mundial de la Salud asegura que “todos los tipos de amianto causan cáncer de pulmón, mesotelioma, cáncer de laringe y de ovario, y asbestosis (fibrosis de los pulmones)”. Por este motivo, en España su uso está prohibido desde 2002 pero puede estar presente en edificaciones e infraestructuras anteriores a esa fecha.

El amianto friable, que suele utilizarse como aislante, se descompone con facilidad. Por el contrario, en el amianto no friable las fibras están mezcladas con otros materiales, el caso más común es el fibrocemento, y, si está en buen estado, no tiene por qué suponer un riesgo para la salud.

El peligro del amianto depende de su estado de conservación y de su manipulación. Los problemas de salud que puede provocar son por la aspiración de las fibras, pero estas fibras solamente pasan al aire si el material no se encuentra en buen estado o si se manipula. Por este motivo, lo más importante es hacer una correcta diagnosis del estado en el que se encuentra el material y, en caso de que sea necesario, eliminarlo con las medidas de seguridad pertinentes.

Es importante que su eliminación se lleve a cabo por profesionales expertos que se encarguen de realizar los trabajos de manera segura, evitando cualquier riesgo para las personas. La primera medida a tomar es aislar la zona de trabajo y proteger a los trabajadores con el traje adecuado así como máscaras, guantes, etc. Seguidamente y antes de comenzar con el trabajo, se ha de humidificar la zona para evitar generar polvo. Una vez que se extrae el amianto, se ha de gestionar el residuo de manera correcta, introduciéndolo en sacos especialmente fabricados para ello, impermeables e irrompibles. Además, debe aspirarse cualquier superficie o material que haya podido estar en contacto con el amianto y humidificarlo de nuevo, así como hacer una limpieza especializada de la ropa utilizada para el trabajo.

ESOLVE se encarga de elaborar proyectos de diagnosis y gestión de amianto de una manera profesional y rigurosa, que salvaguarde la salud de todas las personas implicadas en el proceso.

Afectación al suelo

El amianto también tiene consecuencias en el suelo por culpa de residuos enterrados, ya sea a causa de una mala praxis o de antiguas infraestructuras ubicadas bajo tierra. Por ello, es especialmente importante la investigación del estado del suelo en solares antiguos que se hayan aportado rellenos de origen desconocido, así como en aquellos emplazamientos que han pasado por un proceso de eliminación del amianto o de derribo, ya que la presencia de las fibras de este material en el subsuelo puede suponer un riesgo para la salud en las futuras actividades que se realicen en ese terreno.