La contaminación invisible debajo de casa

Certificar la correcta calidad del suelo antes de construir es un elemento de valor para el constructor, el promotor y el propietario del edificio.

 

Ahora que la COVID-19 nos ha hecho pasar más tiempo en casa, la elección de la vivienda ha ganado peso para la mayoría de las personas. El confort del hogar se puede medir en base a diferentes aspectos, desde la ubicación al espacio, la luz, el diseño, etc., pero hay algo en lo que poca gente piensa a la hora de elegir casa: la calidad del suelo sobre el que está construida y los posibles contaminantes que puede contener y que afectan a la salud.

Para prevenir las consecuencias que un suelo contaminado puede tener para las personas es fundamental realizar un Estudio de Calidad del Suelo antes de edificar en él. Este análisis tiene algunos aspectos en común con un estudio geotécnico, pero tienen objetivos diferentes, por lo que es importante que cada uno de ellos se realice por profesionales expertos en la materia. Una diagnosis parcial implica sobrecostes en parada de obra, incremento en la partida de gestión de residuos e incluso penalizaciones económicas por incumplimiento de plazos de entrega.

El estudio ambiental está regulado por normativa sectorial medioambiental como el RD 9/2005 o la Ley de Residuos y Suelos contaminados y gracias a él se pueden encontrar varios contaminantes que pueden afectar en el futuro a la salud de las personas que habiten el edificio a través de la intrusión de vapores.

Un ejemplo es el caso del gas radón en edificios, que ha sido regulado recientemente por el Código Técnico de la Edificación (CTE).  El radón es un gas radioactivo de origen natural que en espacios cerrados puede registrarse concentraciones elevadas, accediendo a través de grietas o fisuras en el hormigón de los cimientos de una casa. Al ser incoloro, inodoro e insípido es muy difícil de detectar, por lo que se acumula en el interior de las viviendas y pone en riesgo la salud de las personas que las habitan, ya que puede provocar cáncer, de hecho, según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el gas radón se sitúa como la segunda causa más común de cáncer de pulmón, después del tabaco.

En esta nueva sección del CTE se establece el nivel nacional de referencia para las concentraciones de radón en recintos cerrados y se recogen las medidas reglamentarias para limitar la penetración del radón en los edificios en función del municipio en que se ubiquen estos.

Más allá de las medidas constructivas que dictamina el CTE, ESOLVE ayuda en la correcta diagnosis de la presencia de gas radón, así como otros contaminantes que pueden poner en riesgo no sólo la salud de las personas, sino también el correcto Plan de Obra y acarrear consecuencias legales importantes, como la obligación de realizar y costear las operaciones de descontaminación y recuperación del suelo una vez finalizada la construcción.

Por estos motivos, es necesario contar con profesionales que puedan realizar un exhaustivo análisis del estado ambiental del suelo antes de llevar a cabo los planes de construcción.